El auge de este tipo de sitios está íntimamente ligado con el “boom” del internet –finales de la década de 1990–, cuando las compañías de servicios virtuales, correo electrónico y almacenamiento de datos en nubes informáticas comenzaron a posicionarse como un elemento cotidiano de las labores individuales y empresariales.
Conforme las tecnologías se desarrollan y la demanda de servicios informáticos crece, la necesidad de los centros de datos se vuelve más patente. Es prácticamente nula la cantidad de personas que no utilizan servicios electrónicos, en comparación con la que los emplea de manera cotidiana. Por ello, cada día aumenta el número de construcciones de gran tamaño destinadas sólo a albergar servidores y equipos de procesamiento de datos.
Según lo establecido por el estándar TIA-942, de la Asociación para la Industria de las Telecomunicaciones (TIA, por sus siglas en inglés), un centro de datos es todo espacio cuya función primaria es alojar un cuarto de cómputo y sus áreas de soporte. Con esto en mente, se debe considerar que un data center no cuenta con dimensiones definidas, sino que puede ir desde un pequeño cuarto en un edificio, hasta grandes naves que alberguen cientos de servidores trabajando al unísono.
El auge de las telecomunicaciones y los servicios de transferencia de información, como habría de esperarse, ha llevado a las tecnologías especializadas en áreas como climatización, electricidad, seguridad, diseño y automatización a atravesar un proceso de cambio y adaptación para cumplir con las necesidades del sitio cada vez más específicas. Asimismo, los problemas resultantes del cambio climático han obligado a los desarrolladores de data centers a implementar estrategias para reducir consumos y emisión de contaminantes.
Entre los principales aspectos por considerar para conseguir un data center eficiente, rentable y eficaz, se encuentran el tipo de data center por construir; el equipamiento informático por instalar; el cálculo de refrigeración necesaria; el cálculo de potencia requerida; la conectividad; el diseño de espacios requeridos; la ubicación del sitio, y los sistemas de control y seguridad.
Cada uno de estos aspectos se encuentra relacionado entre sí. Es decir, el tipo de data center que se construya y el espacio requerido dependerán del equipamiento informático instalado; a su vez, la carga de refrigeración responderá a la cantidad de equipos instalados y a las condiciones de temperatura del sitio donde se localice el centro de datos. Luego, los sistemas de control y seguridad, llámese acceso de personal, barreras informáticas o disponibilidad, estarán relacionados con las características con que se diseñe el centro de datos, mientras que la alimentación eléctrica dependerá de la totalidad de sistemas informáticos, de climatización y de seguridad que se decida instalar en el lugar.
En general, los data centers se dividen en cuatro tipos o Tier, según la norma ANSI/TIA-942. Esta norma establece las características y niveles de redundancia que deben poseer los centros de datos, según su clasificación, en aspectos como carga eléctrica, elementos termomecánicos, cableado, entre otros:
Nivel 1: Básico (Tier 1)
Nivel 2: Componentes Redundantes (Tier 2)
Nivel 3: Mantenimiento concurrente (Tier 3)
Nivel 4: Tolerante a fallos (Tier 4)
Un elemento importante, relacionado con el nivel de clasificación de un data center, es el lugar de emplazamiento. La norma ANSI/TIA-942 establece la utilización de un edificio destinado exclusivamente para el data center que esté clasificado como Tier 4. En el caso de un Tier 2 o 3, se establecen distintas normas de seguridad y requerimientos que pueden lograrse en edificios existentes.
La remodelación de un centro de datos en funcionamiento debe evaluarse seriamente para decidir si es más conveniente construir una sala nueva en un lugar diferente, pues las labores de remodelación deberán realizarse sin interrumpir las operaciones, con un rango muy reducido de corte de energía y con el riesgo de interrupciones involuntarias. Esta consideración muchas veces inclina la balanza hacia el desarrollo de un nuevo data center.